jueves, 22 de abril de 2010

es un grave error depender del recuerdo

Hoy me he librado de tu recuerdo, ya no te extraño, ya me he arrancado, ya estoy en paz. (La despedida, Manu Chao)
Qué útil habría sido en algún momento de mi vida la existencia de un lavado de cerebro. Una  droga, una máquina, un golpe amnésico o un doctor que borrase una selección de recuerdos al estilo Olvídate de mí. No obstante, y aunque la ciencia ya esté muy avanzada, todavía no se ha inventado nada similar y constantemente he tenido que llevar a mis espaldas el peso de esos recuerdos hasta haber pasado cierto tiempo. Es imposible definir y delimitar el tiempo exacto que se tarda en aparcarlos y que no se entrometan en nuestra vida diaria para desestabilizarla. Antes o después llega el día. Sin ser apenas consciente dejas de pensar en ellos y es como si el cajón se hubiese cerrado solo. Justo en ese momento eres capaz de mirar atrás sin miedo. A veces solo el tiempo está de nuestro lado.

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